Carta a la Tierra.
Si
bien es cierto que la Tierra nos pertenece a todos y cada uno de los seres vivientes
que la habitamos, también es una realidad que debido a la mala administración
que hemos venido realizando los humanos hasta el momento, los recursos con los
que ella nos ha premiado; es decir, los árboles, el agua, el suelo, los
minerales, se han visto considerablemente desequilibrados si tomamos en cuenta
la contaminación desmedida con la que hemos respondido para “crecer” como
sociedades avanzadas. Es por esto, que si tomamos en cuenta que vivimos en una
sociedad de producción y consumo poco retribucionista para con el medio
ambiente, no podemos negar que estemos en presencia de un desgaste y
agotamiento de los recursos naturales, siendo posible apreciar la extinción de
especies, por la contaminación de las industrias, todo esto se debe en gran
medida a la falta de conciencia y educación, todo lo cual deviene en la destrucción
de bosques y áreas verdes para crear las plantas de estas grandes industrias,
alegando que es bueno porque ayudan a fomenta fuentes de empleo.
Es lamentable
observar cómo el futuro de las generaciones venideras puede verse envuelto en
un caos de contaminación a nivel mundial, siempre y cuando no tomemos la
decisión de cuidar nuestro medio ambiente, pues es una decisión que solo
nosotros podemos tomar! Todo esto puede cambiar, siempre y cuando tomemos
conciencia y nos eduquemos en preservar el medio que nos rodea; lo cual será
posible en la medida en que sean creados programas de reforestación, limpieza
de costas y áreas verdes, enseñando a los más pequeños desde las casas y las
escuelas a cuidar del medio ambiente, recogiendo los desechos, reciclando,
creando semilleros de plantas frutales, las cuales luego de cierto tiempo sean
sembradas y mantenidas con el debido cuidado para cosechar sus frutos, y así
comenzar nuevamente el ciclo.
Una
realidad es que sí se puede cambiar y revertir en cierto sentido el descontrol
al que hemos llevado a nuestra Tierra, pero antes debemos tomar en cuenta que
la pérdida de valores debe ser vista en sentido general, y ésta es producto del
consumismo de la sociedad, pues hemos llegado a desconocer el valor real que
tiene la naturaleza y la Tierra misma en nuestras vidas.
El
cambio debe comenzar por uno mismo, pues no podemos esperar que los demás
cambien; lo mejor es enseñar mediante el ejemplo. De manera que, si enseñamos e
incentivamos a los demás a seguir nuestro ejemplo y fomentarlo en sus
comunidades, escuelas, universidades, lugares de trabajo y demás ambientes que
frecuenten, crearemos un ambiente de conciencia y cooperación para ayudarnos
entre todos a proteger el mundo que nos ha dado gentilmente acogida.
Realmente
en ninguna de las oficinas en las que he trabajado tienen un plan o política de
reciclaje, solamente en una vi que rehusaban el papel de impresiones que habían
quedado mal o tenían algún error, para reimprimir calendarios, recordatorios,
entre otras cosas. En la oficina de una persona muy cercana reciclan no sólo el
papel, sino también el cartón, entre otros materiales y los venden a empresas
que compran esa “basura” para volver a hacer papel y cartón, de manera que
puedan volver a ser utilizados para la confección de libros, cuadernos y demás.
La
realidad es que en República Dominicana no hay una cultura de reciclaje como
tal, pero se está trabajando por que la haya. Hace ya 2 años participé junto a
un amigo en una propuesta que para mí fue novedosa e interesante. Era un
concurso en el que debíamos fabricar una pieza con los aros de plásticos de los
six-packs de latas de refrescos y cervezas. Esta propuesta se llama Origomu “un
movimiento que transforma el simple acto de reciclar materiales de plástico en
expresiones creativas, creando así piezas únicas de arte”[1]. Lo interesante de esta
propuesta es que todos esos aros plásticos iban a parar a los mares, resultan
muchas especies marinas afectadas por ello, pues se enredaban y gracias a los
creadores del programa se ha logrado subsanar un poco esta situación. Otra
propuesta en la que República Dominicana ha tomado participación es en la “Limpieza
de Costas[2]” de la Fundación Vida Azul, quienes ayudan a concientizar a las personas
acerca del reciclaje, tener un ambiente limpio y sostenible. Cada año se suman
a esta causa miles de dominicanos, sin importar su status social y recorren
kilómetros para contribuir con esta causa.
Tomando
en consideración si surgen más propuestas como estas y se continúa creando
conciencia, el cambio comenzará a ser cada vez más notorio entre todos, pues
viendo a otros luchar por este tipo de causas, otros se animan y se unen a
luchar con nosotros. Lo cierto es que todos debemos tomar conciencia de que éste
es el espacio en el que vivimos y si no lo cuidamos, nos quedaremos sin hogar.
Aquí les dejo el collar que realicé junto a un amigo para Origomu, lo bautizamos Gellyfish en honor a las medusas.
Ismel Marie Gómez Cossío.